En dos materiales que he escrito antes para periódicos y revistas, he dicho que la división superpesada de hoy tiene bultos macilentos, virtuales latones de manteca sin clase ni coraje no para ganar, sino para ganarse la vida como boxeadores.
Sin embargo, también opiné alguna vez que sin los Klitschsko, que desequilibran la división, se producen buenos combates, capaces de obtener 9 en la escala de 10 que hacen los eruditos.
Anoche perdió Cris Arreola (35-3, 30 KO’s y otra perdida por la misma vía) por decisión unánime ante Bermane Stiverne (23-1-1, 20 KO’s), fue uno de esos combates buenos para complacer a todo el que pagó por ver el pleito, presente o televidente.
La pelea, considerada eliminatoria para un disparo por el campeonato mundial contra Vitali, al modo mío de verla, clasifica como la última “grande” de la controversial división mastodóntica.
Repleto de intercambios efectivos, de coraje por ambas partes con incidencia en el modo como caminó la ruta Arreola, que sangró de tal modo por la nariz que le impidió respirar durante buena parte del trayecto, además de acusar dolores en la mano zurda, el pleito, a pesar de lo desproporcionado de las anotaciones: 117-110, 117-110 y 118-109 y de que Stiverne fue dominante, no puede considerarse como el clásico paseo para el haitiano Berm.
Un knock down en el tercero por un buen swing detrás de la oreja izquierda de Arreola, le dio la confianza que necesitaba al ganador (80 % de KO’s) para seguir con mayor iniciativa.
Durante el encuentro, el méxico-americano (78.9 % de KO’s) conectó buenos golpes, pero le faltó el extra para rematar o poner sus impactos con fuerza de nocao punch, como en el último episodio, en que puso en problemas a Bermane, lo que posiblemente se debiera a su poca oxigenación debido a la lesión en el tabique nasal.
Los dos peleadores estuvieron inactivos más de un año, lo que no obstaculizó que se prodigaran de tal forma que nadie tuvo en cuenta el alejamiento pernicioso.
Sin la presencia de los “robots” ex soviéticos, todavía se pueden disfrutar de buenas peleas entre superpesados, el pleito de anoche en California entre Arreola y Bermane es un claro ejemplo.
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