El lunes 1° de abril los encargados de la procesadora de alimentos Pura Fruta, en la avenida Oeste 3 de Santa Teresa, se percataron de que habían sufrido el tercer hurto en menos de un mes. Como en los casos anteriores, los delincuentes se llevaron básicamente los ingredientes con los que preparan arepas y cachapas.
Los hombres fueron vistos por vecinos cuando violentaban los candados de una de las rejas y se llevaron el botín en un Chevrolet Malibú en la madrugada. El local está a menos de dos cuadras de una carpa del Dispositivo Bicentenario de Seguridad, a cargo de la Milicia, pero como en las oportunidades anteriores, nadie hizo nada.
Esta vez los dueños del comercio no acudieron a la policía judicial y se desalentaron pues los funcionarios les dijeron que si llegaban a detener a los responsables del hecho sería imposible procesarlos.
“Los fiscales les dicen que estos hombres actúan por hambre. Bueno, que se vayan para las misiones. Es la primera vez que esto nos pasa en siete años que tenemos aquí”, dijo uno de los propietarios del negocio.
A tres cuadras de ahí, en la avenida Norte 4, los dueños del local La Fruta de Todos tuvieron que reforzar el enrejado, luego de que les vaciaron los comestibles por segunda vez en un año. Atribuyeron estos hechos a la proliferación de vagos adictos a las drogas en la zona.
“Esto está ocurriendo todos los días. Ahora es más fácil llevarse un producto alimenticio que robar la caja registradora”, afirmó Pablo Vieira, encargado de un abasto en la avenida Oeste 5.
El día de la entrevista el comerciante había visto a una mujer que intentaba llevarse una bolsa de jabón, pero generalmente son comestibles. A finales de 2012 detuvo a otra persona que había metido en su bolso 10 potes de queso amarillo para untar.
Ninguno de estos hechos es reportado a la policía y pasan a engrosar la llamada “cifra negra del delito”.
Más audaces. Entre el 13 de marzo y el 22 de marzo en las distintas oficinas del Cicpc fueron denunciados 10 casos de robos o hurtos de comestibles en locales o vehículos que los distribuyen.
Fuentes policiales indicaron que esto no había ocurrido en todo el año. La mayoría de los casos no son denunciados debido a que los bienes en disputa tienen escaso valor.
En el caso de los hurtos el Código Penal establece penas máximas de 5 años de prisión, pero si el juez considera que el valor del bien sustraído es muy bajo puede rebajar la sanción hasta 20 meses. Cuando se trata de robos, la pena puede ser disminuida hasta 4 años de prisión. En ambas posibilidades, el procesado obtendría medidas cautelares.
Pero en marzo y abril los delincuentes actuaron con mayor audacia y violencia. Comenzaron con el robo a un supermercado Día a Día en el sector UD4 en Caricuao. Los hampones se llevaron alimentos y enseres cuando el local apenas comenzaba sus operaciones el 13 de marzo. También hubo robos o hurtos en Coche, El Calvario, Caricuao, 23 de Enero, Quinta Crespo y La Vega.
En un automercado de Prado de María un hombre se ocultó hasta que el local cerró. En la noche llenó de alimentos un carrito de los usados por los clientes y salió por la puerta de un depósito. Su actividad quedó registrada por las cámaras de vigilancia.
La “merma”. El consultor Gabriel Callejón, ex jefe de Seguridad de una cadena de supermercados, explicó que los hurtos forman parte de uno de los factores que más pérdidas ocasionan en los expendios de alimentos y en general en todo comercio al detal en el país.
Indicó que la magnitud del problema en este sector obligó a crear un grupo especial en la Asociación Nacional de Supermercados y Autoservicios en 2011. Se trata del Comité de Prevención de Pérdidas. En los últimos meses el esfuerzo se ha encaminado a crear indicadores que permitan evaluar la situación y compararla con las de otros países.
Los ladrones generalmente optan por acciones no violentas cuando el objetivo es llevarse comestibles, según Callejón. Sin embargo, advirtió que en algunas zonas de Caracas las personas que sacan los productos pueden actuar en complicidad con individuos que amedrentan a los vigilantes. Los serenos también cooperan, a veces, en el delito.
Consecuencia de la escasez. El director general de Wis de Venezuela, José Luis Pulido, dijo que el hurto de alimentos, usualmente conocido como “famélico”, se ha incrementado desde finales de 2012 debido a la escasez de productos.
Indicó que en los comercios al detal en el país la merma por hurtos equivale a 1% de las ventas brutas, mientras que en las demás naciones suramericanas es de 0,1%. Señaló que este delito se ha incrementado aproximadamente 20% con respecto a los años anteriores. “Las pérdidas son simplemente astronómicas”, expresó.
Pulido desarrolló un sistema para el control de inventarios que además permite evaluar las pérdidas ocasionadas en un comercio por hurtos y otros conceptos. Determinó, por ejemplo, que entre enero de 2011 y enero de 2012 una cadena de tiendas que opera en Margarita perdió aproximadamente 7 millones de bolívares por hurtos.
Dijo que existe una noción generalizada de que tales hurtos son ocasionados por estados de necesidad; es decir, para poder alimentarse y sobrevivir. Por eso rara vez son investigados.
“Pero yo creo que estas mercancías son revendidas por buhoneros a precios que son 200% o 300% más altos que los que tienen en un supermercado”, añadió.
Para prevenir que inescrupulosos sustraigan alimentos u otros productos, las grandes cadenas invierten en tecnologías de vigilancia así como en serenos que implican grandes sumas mensuales de dinero, pero el comerciante Pablo Vieira no puede hacer el mismo gasto en su pequeño negocio. Luego de colocar algunas rejas, ahora piensa en instalar un sistema de videovigilancia. Los serenos, dijo, no le rindieron resultado. Lo único que le resta ahora es mantenerse alerta junto con sus empleados de confianza.
“Todos los días se llevan de todo”, expresó.
Reportes
*20 de marzo: hurtaron sacos de granos así como harina de maíz y otros comestibles de la Arrocera 4 de Mayo, en la calle real de Antímano. En la avenida Baralt, a la altura de Quinta Crespo, asaltaron un camión que llevaba productos de Nestlé de Venezuela, así como un distribuidor de alimentos en la calle 500. En la Zona E del 23 de Enero irrumpieron en un Mercal y se llevaron diversos productos. De un local en el parque Ezequiel Zamora, en El Calvario, se llevaron bultos de café en grano.
*22 de marzo: asaltaron a un distribuidor de golosinas en la esquina El Carmen de la avenida Baralt y se llevaron 10 bultos de caramelos.
*31 de marzo: por tercera vez en el mes se metieron en el local de Procesadora Pura Fruta, en la avenida Norte 4. Se llevaron tres bandejas con guiso, así como piezas de jamón y queso, refrescos y jugo.
*17 de abril: dos asaltos a distribuidores de alimentos en el Mercado Mayor de Coche. Los casos ocurrieron con hora y media de diferencia, a plena luz del día.
*19 de abril: hurtaron mercancías y enlatados en automercado Día a Día de Gato Negro
*24 de abril: 3 hombres sometieron a empleados de una lunchería en UD-9 en Caricuao y cargaron con alimentos valorados en 25.000 bolívares. En un frigorífico de Los Magallanes de Catia robaron cuatro cajas de bocadillos de pollo.
*27 de abril: asaltantes se llevaron tres cajas de comestibles que trasladaban en la calle Argentina en Catia. En la esquina Casacoima de Quinta Crespo grupo armado se llevó siete cajas de jamón de fiambre. En la calle real de Los Magallanes hicieron lo mismo con cinco cajas de mercancía seca.
1% de los ingresos brutos anuales es la pérdida promedio por hurtos de alimentos y enseres en los comercios del país. En Latinoamérica la media es 0,1%
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